Tu
partida duele y no lo sabes, no tengo el valor de decírtelo porque no quiero
que te alejes más de lo que ya lo harás.
Te
comienzo a extrañar y echaré tanto de menos reír contigo, tomarnos de la mano o
tocar con mis labios los tuyos, extrañaré tus abrazos cálidos y tus bromas
tontas, tus cometarios graciosos y tu despreocupación ante las cosas.
Es
cierto, no he hecho nada para que te quedes y no lo haría porque no quiero ser
un freno a tus sueños, no quiero convertirme en un fastidio y lo único que
puedo hacer es darte ánimo a que vivas feliz y alcances tus anhelos siendo solo
una espectadora.
No
puedo decirte lo que siento por temor a tu reaación, no tengo el valor de
decirte cuánto te quiero por miedo a que no sientas lo mismo.
He
tomado la elección de ser una observadora que con cobardía se va desprendiendo
de ti para evitar más dolor, te suelto porque no puedo ofrecerte lo que buscas
y poco a poco me alejo de tu recuerdo para que la caida no sea tan dura.
He
decidido permanecer sola y guardar bajo llave este remolino de sentimientos, no
sé si algún día tenga el valor de afrontarlo, pero sé que hoy no me seinto
capaz y me refugio en mi habitación inundada de humo de cigarrillo y
melancolía.
Qué
dificil es no tener la fuerza para levantarme el día de hoy, me llevará unos
meses entender esta situación y cuando
lo haga, espero tener el valor de decirte todo por lo que alguna vez pasé y
hacerlo con tranquilidad de que aunque fue tarde, logré terminar esas páginas
inconclusas para poder comenzar a escribir otras.